Por Autores y Publicaciones
Dr. Pablo Yurman *
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EL PAÍS EN EL QUE NACIÓ LA CAPITAL
La fundación. El Decano de la Prensa Argentina surgió en medio de sangrientas luchas intestinas y mientras se libraba la Guerra de la Triple Alianza contra Paraguay.
No eran tiempos fáciles los de finales de la década de 1860 cuando por inspiración de Ovidio Lagos se fundaba en nuestra ciudad el diario La Capital. Por lo pronto, el país se encontraba en medio de una guerra internacional cuyo final aparecía aún, para 1867, incierto. Y además, los fuegos y el derramamiento de sangre de las luchas civiles distaban mucho de apaciguarse.
Ante ese panorama complejo, al que se hará somera referencia más adelante, deben sumarse otros elementos fundamentales para entender el contexto en el aparecieron las páginas del Decano de la
Prensa Argentina. Por un lado, que la identificación política de Ovidio Lagos lo ubicaba claramente en el federalismo, facción que venía de una dura derrota política a nivel nacional tras la
batalla de Pavón, en 1861, con la defección de su líder natural, Justo José de Urquiza.
Por otra parte, lo sugestivo del nombre del matutino, que exteriorizaba el espinoso tema del emplazamiento de la Capital Federal, cuestión a la que se pondría término recién en 1880. Ambas banderas, federalismo y capital fuera de Buenos Aires, no podían sino interpretarse como un claro posicionamiento en defensa de las autonomías provinciales frente a las autoridades centrales.
Ejercía la presidencia de la República, desde 1862, Bartolomé Mitre, que había nacido a la vida política en las célebres sesiones de la Legislatura porteña que culminaron con la separación de
Buenos Aires del resto de la Confederación, diez años antes. Fue inevitable que las diferencias se dirimieran por las armas. En la batalla de Pavón librada al sur de nuestra provincia, Mitre,
cuyas tropas habían sido batidas, aprovechó el sorpresivo retiro de Urquiza del campo de batalla y quedó dueño de la situación política nacional.
El desconcierto de las tropas federales por la actitud de Urquiza, que se embarcó en Rosario con parte de su ejército rumbo a Entre Ríos, durará demasiado tiempo. A pocas semanas de Pavón, en inmediaciones de Cañada de Gómez, un hecho sangriento alertaría a muchos sobre las características de esos tiempos de apoteosis "civilizadora": cientos de soldados federales fueron sorprendidos mientras dormían y pasados a degüello por las tropas porteñas, al mando del general Venancio Flores.
Entre quienes salvaron sus vidas se hallaban, entre otros, los hermanos José y Rafael Hernández, y Leandro Alem, quienes pese a ser porteños habían tomado las armas del lado de la Confederación. José Hernández, futuro autor del Martín Fierro, será en 1867 y por algunos meses una de las privilegiadas plumas que acompañaron a Ovidio Lagos en las columnas de La Capital.
Los alzamientos federales que resistían en el interior profundo la instauración liberal liderada por Mitre ocuparán un lugar preponderante durante toda la década. Luego será el turno de Vicente
"Chacho" Peñaloza, que será decapitado en La Rioja; más tarde el catamarqueño Felipe Varela y, ya en la década siguiente, Ricardo López Jordán en Entre Ríos. Como puede apreciarse, el
apaciguamiento interno no venía de la mano de las inversiones de capital extranjero que ya por entonces comenzaban a fluir en lo que será el "granero del mundo".
El otro frente conflictivo se había iniciado poco antes de la fundación del diario y tuvo por epicentro al Paraguay; la Guerra de la Triple Alianza (Brasil, Argentina y Uruguay contra la nación
guaraní) se extenderá mucho más tiempo del que se suponía en un comienzo, hasta 1870, con el triunfo aliado. En torno a esta cuestión prácticamente no hay discusión acerca de la ausencia de
adhesión que la lucha contra el Paraguay despertó entre el pueblo argentino.
No porque la paisanada rural a cuya leva forzada habrá de recurrirse para formar el ejército careciera de valor. Sino porque acaso no vieran en el pueblo paraguayo al verdadero enemigo de aquellas horas.
El balance de aquella triste y vergonzosa contienda fue el práctico aniquilamiento de la población masculina del Paraguay y la fatal epidemia de fiebre amarilla que diezmó buena parte de la
población de Buenos Aires y que también afectó, aunque en menor medida, a Rosario, ello en virtud de los cadáveres que desde los esteros del Norte descendían por el río Paraná y también por los
soldados que regresaban enfermos una vez firmada la paz.
El sueño de Ovidio Lagos que nombró La Capital al diario por él fundado, y consiguiente anhelo de lograr que el asiento de las autoridades nacionales se ubicara en otro lugar que no fuera la
metrópolis portuaria de Buenos Aires, no pudo materializarse pese a que en varias ocasiones el Congreso nacional sancionó leyes en ese sentido. Los vetos de Mitre y su sucesor en la presidencia,
Domingo Sarmiento, se encargaron de eso.
A pesar de lo anterior, Rosario, sin ser capital nacional ni provincial, fue ganando un lugar de preeminencia gracias a su posición fluvial estratégica y por convertirse en importante nudo
ferroviario y de comunicaciones.
Las sucesivas oleadas inmigratorias cambiaron rotundamente su perfil social y urbano. De aquella sencilla villa de pocos habitantes surgiría una ciudad pujante que hará de la frase "hija de su
propio esfuerzo" un sello distintivo que aún la define.
Publicado en el diario La Capital el Miércoles 22 de Noviembre de 2017
https://www.lacapital.com.ar/opinion/el-pais-el-que-nacio-la-capital-n1510417.html
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* Abogado - Director del Centro de Estudios de Historia Constitucional Argentina "Dr. Sergio Díaz de Brito". Facultad de Derecho UNR - Miembro del IBR
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Breve reseña de la existencia del IBR
Es este Instituto el primer centro Belgraniano fundado en el interior del país. Tiene como fecha de creación el 18 DE MAYO DE 1957 y se debe a la iniciativa de un grupo de distinguidos rosarinos nucleados por Víctor Vilela quien tuvo como colaboradores a Guillermo Ruiz Diaz y Alejandro Grüning Rosas, elegido este último Presidente de la 1er. Comisión Directiva. El hecho no fue casual se constituyó en vísperas de la grandiosa jornada inaugural del Monumento Nacional a la Bandera, celeste y blanca que creó el General Manuel Belgrano en Rosario, junto a las barrancas del Río Paraná, como un “Símbolo de Unión y Libertad”.
El objetivo que motivó a los iniciadores del Instituto, según consta, “era aspiración de aquellos hombres y mujeres brindar un sentido homenaje al General, Abogado y Estadista Don Manuel Belgrano, constituirse en un núcleo académico cultural que se dedicara a difundir los diversos aspectos de la vida del prócer y a transmitir los valores que inspiraron su gesta patriótica”.
Larga sería la nómina de aquellos esforzados fundadores, muchos ya no están con nosotros: Sra. Elvira F de Arino, Sra. Merecedes o de Calabrese y los señores: Víctor Añaños, Jorge Acevedo Aspilliaga, Feancisco Arenas, Juan Carlos Bernard, Aquiles Blanc Bloquel, Elías Díaz Molano, Francisco Funes Freyre, Carlos Giannone, Alberto Girand, David Gómez, Ricardo Orta Nadal y Francisco Romero, entre otros.
Los propósitos originales fueron: "el deseo de contribuir a exaltar las diversas facetas de la actuación del prócer, por medio de trabajos históricos y de investigación sobre su vida, su pensamiento y su obra, extendiendo este estudio a los establecimientos escolares primarios y secundarios".
ENTORNO
El Instituto Belgraniano de Rosario tiene su sede social actualmente en calle Santa Fe 581 -Galería de Honor de las Banderas de América del Monumento Nacional a la Bandera- Rosario (SF) Argentina. El IBR tiene Personería Jurídica Nro. 914/00 IGPJ. -18 de Mayo de 1957
Dirección Postal desde donde se recibira la correspondencia por Correo Argentino o Privados: Laprida 1494 Piso 7º Of. C
Telefenos para recibir mensajes de Texto o llamadas: Local 341 426-8432 / Movil 54 341 15-500-8047 / Whatsapp 54 341 9 5008047
Responsable: Eduardo Luis Grassi Vragnizán
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